09 mayo 2007

Monseñor Sebastián

Su criticada conferencia la podéis encontrar aquí, y la nota de aclaración ante el chaparrón de críticas recibidas, aquí. A mí me parecen ambas muy sensatas, y no veo por qué son motivo de escándalo.

Siempre, claro está, que no quiera imponerse el pensamiento único.

3 comentarios:

Saki dijo...

Estimado Sr. Dal:
He comprobado el documento que usted vincula -Votar en conciencia-y no se corresponde con el que han comentado todos los medios, lo he leído y en efecto en ese documento no hay ninguna referencia a ningún partido, sin embargo en el que han mencionado los medios sí se dice expresamente que dichos partidos (Falange Española, Tercio Católico y Alternativa Española) "merecen apoyo" (sic) de los católicos.

Dal dijo...

Mis disculpas, Sr. Kekonen, el link era incorrecto, pero ya está corregido. Las palabras literales de Mons. Sebastián fueron:

"Hoy en España hay algunos partidos políticos que quieren ser fieles a la doctrina social de la Iglesia en su totalidad, como p.e. Comunión Tradicionalista Católica, Alternativa Española, Tercio Católico de Acción Política, Falange Española de las JONS. Todos ellos son partidos poco tenidos en consideración. Tienen un valor testimonial que puede justificar un voto. No tienen muchas probabilidades de influir de manera efectiva en la vida política, aunque sí podrían llegar a entrar en alianzas importantes si consiguiesen el apoyo suficiente de los ciudadanos católicos. Por eso no pueden ser considerados como obligatorios pero sí son dignos de consideración y de apoyo."

En mi entrada, me refería a esta conferencia, pero copie mal el hipertexto.

Saki dijo...

Estaba seguro de que se trataba de un error.
Las opiniones del Sr. Sebastian son muy coherentes y desgraciadamente acreditan la gran sintonía entre la tradición antiliberal y antidemocrática española y la Iglesia Católico-Romana: eso sí que es pensamiento único, y lo demás son tonterías (Donoso Cortés, Menendez Pelayo, José Antonio...).
Eso me demuestra que en España se puede ser liberal, a pesar de ser católico, pero no desde luego gracias a ser católico. En realidad lo coherente para un católico-romano es llegar a la conclusión de que el liberalismo es pecado.